El castigo de la indiferencia

El castigo de la indiferencia

¿Tras enfadarte con alguien le has tratado con indiferencia? O al revés, tras un conflicto con otra persona, ¿sientes que te ignora? Eso ocurre porque en ocasiones se utiliza la indiferencia a modo de castigo, ya que la indiferencia duele. Pero, la indiferencia en la pareja, ¿sirve? ¿Qué es indiferencia exactamente? ¿La indiferencia en el amor funciona? ¿Cómo actuar ante la indiferencia de tu pareja?

Contestaremos a todas estas preguntas en el presente artículo de Psicología-Online: el castigo de la indiferencia.

Qué es la indiferencia

Dicen que lo contrario al amor no es el odio, sino la indiferencia. Pero, ¿qué es la indiferencia exactamente? La indiferencia es un conjunto de actitudes y comportamientos mediante los cuales no se muestra aprecio ni importancia hacia algún tema o persona. En este caso, hablamos de personas.

¿Qué es indiferencia en el amor? La indiferencia en la pareja o en las relaciones sociales significa retirar la atención hacia esa persona. La indiferencia a menudo aparece tras un conflicto o desacuerdo. Algunas personas utilizan la indiferencia como una forma de castigo hacia otra persona que les ha defraudado. Sin embargo, la indiferencia es una carencia en inteligencia emocional cuando la persona pretende solucionar sus problemas a partir de esta forma de comportamiento. En el siguiente artículo encontrarás Cómo desarrollar la inteligencia emocional.

¿La indiferencia funciona?

Mientras que una persona asertiva pone en práctica la comunicación para el entendimiento después de un conflicto, la indiferencia se convierte en una barrera que muestra una mala disposición para el diálogo. En esencia, esta forma de comportamiento es también una consecuencia del ego propio de quien se da una importancia excesiva a sí mismo. La persona que actúa con indiferencia para solucionar un problema en lugar de simplificar lo ocurrido, agrava la situación.

La indiferencia duele

Por otra parte, quienes actúan de este modo de forma habitual llegan a producir miedo en su entorno próximo, puesto que los demás no llegan a comprender esas reacciones imprevisibles. Y es posible que algunos familiares y amigos empiecen a actuar condicionados por el temor a que se produzca un hecho de estas características, evitando de antemano aquellas acciones que pueden derivar en esta indiferencia.

Qué efecto produces en una persona cuando eres indiferente

Le haces sentir invisible, es decir, dañas su autoestima a partir de esta forma de infravalorarle. Por otra parte, nadie puede leer tu pensamiento. Y sin embargo, cuando actúas con indiferencia lo haces motivado por la creencia irracional de pensar que el otro puede saber exactamente por qué actúas de este modo. Por tanto, a partir de esta forma de incomunicación se genera una confusión en torno a un hecho que hubiese podido solucionarse de forma más sencilla con la actitud adecuada ante un conflicto.

La tensión que genera este tipo de comportamiento es de tal magnitud que produce un bloqueo en las relaciones a partir de la memoria afectiva de lo sucedido. Es decir, incluso aunque dos personas pasen página, es muy posible que este malestar vuelva a aflorar en un posible nuevo conflicto ya que lo que denota este tipo de comportamiento es, precisamente, que la persona necesita desarrollar habilidades para enfrentarse a situaciones conflictivas. Y hasta que no lo haga, seguirá reaccionando del mismo modo ante cada nuevo problema que le frustra. La indiferencia duele porque la comunicación es inherente al ser humano.

Cómo actuar ante la indiferencia

Generalmente, a través de este tipo de comportamiento existe una forma de manipulación con la que chantajear a la otra persona. En otros casos, también existe un deseo de venganza, es decir, la intención de devolver el daño padecido a través de esta forma de castigo. La persona quiere demostrar que tiene el poder y el control de la situación. Sin embargo, se equivoca, porque esta forma de actuar pronto se vuelve en su contra. Es decir, esta forma de comportamiento es especialmente grave cuando es una forma de limitar al otro en su libertad. Por tanto, es una forma de instrumentalización.

Esta forma de comportamiento también es un signo de inmadurez que puede corregirse a través de la toma de conciencia del daño que produce esta forma de castigo.

Por tanto, lo que se puede hacer ante la indiferencia de otra persona es, en primer lugar, no actuar del mismo modo, pues solo seguiría agravando el problema. En segundo lugar no tomarlo de forma personal ni creer que uno tiene la culpa. La persona que utiliza la indiferencia como castigo lo hace porque no sabe actuar de otra manera y eso es su responsabilidad, no la tuya. El comportamiento de los demás no es tu responsabilidad.

No podrás solucionar el conflicto tú solo o tú sola. Lo que sí está en tus manos es poner tu parte: puedes dar el primer paso comunicándote de forma asertiva, es decir, hablando en primera persona de cómo percibes la situación y cómo te sientes al respecto. Normalmente, una actitud abierta y sincera es mejor recibida. Sin embargo, nada asegura que la respuesta de la otra parte sea positiva.

Recuerda que la persona que actúa con indiferencia es porque presenta una carencia en la inteligencia emocional, es decir, no ha aprendido habilidades emocionales y sociales suficientes como para hacer frente a problemas interpersonales. Seguramente, la situación en la que se encuentra ha sobrepasado lo que puede asumir con las estrategias y herramientas que ha adquirido hasta el momento. Sería bueno que la persona que actúa con indiferencia tomase consciencia de esa falta de habilidades. En cuyo caso, podría aprenderlas y mantener mejores relaciones interpersonales.

Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.

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Bibliografía
  • Castelló, A., & Autet, M. C. (2011). Inteligencia interpersonal: conceptos clave. Revista electrónica interuniversitaria de formación del profesorado, 14(3), 23-35.
  • Goleman, D. (2010). La práctica de la inteligencia emocional. Editorial Kairós.